PERSIGUIENDO SUEÑOS

Hoy vamos a hablar de cómo dejamos escapar los sueños y de cómo sería si decidiéramos escuchar nuestra voz interior y, sobre todo, hacerla caso, y perseguir los sueños.
En primer lugar, dejar escapar los sueños, es lo más fácil del mundo, sí, solo tienes que ignorarlos, la mayoría de los mortales soñamos despiertos, y no somos conscientes que esos pensamientos que dejamos volar, esos sueños, no son una fantasía para pasar un rato aburrido dejando volar la imaginación y salir mentalmente de nuestra vida actual e imaginarnos una vida mejor, no, no son una fantasía, son la realidad patente que está en nuestro subconsciente y que nos manda señales para que tomemos decisiones.
Pero claro, no valen esos sueños en los que te imaginas volando a la luna y rastreando el planeta marte, no, obviamente eso si es una fantasía para pasar el rato, hablamos de los sueños reales, que podrían ser realidad y que sin embargo como no lo son en el momento actual, lo tomamos como fantasías.
Aprender a detectar sí realmente eres feliz con lo que tienes y con lo que haces, es un trabajo difícil, pero a veces, simplificamos simplemente preguntándonos “¿Quiero que esta fantasía se haga realidad? ¿realmente podría hacerse realidad? ¿me gustaría vivir esa vida o me gusta la mía tal y como está? Si has respondido sí a dos de estas tres preguntas, ya tienes la respuesta principal “deberías intentar hacerlo realidad”. 
Claro está, el humanoide español está acostumbrado a acostumbrarse (excepto en las normas a cumplir en la pandemia) y una vez a creado su camino en la vida pasea por él, la pereza de cambiar y el miedo a lo nuevo nos hace acostumbrarnos a nuestra vida y de este modo ignorar la voz interior.
¡Basta ya! Da igual la edad que tengas o lo mucho o poco que hayas logrado en la vida, esto es muy simple, si no hay perturbación y realmente eres feliz, adelante, pero si sientes que puedes mejorar tu vida, cambiarla, vivir de otro modo, cambiar de profesión, etc., si lo deseas, simplemente HAZLO, aunque sea solo por el mero hecho de no decirte a ti mismo cuando seas un anciano o una enfermedad te esté comiendo por dentro “¿Por qué no lo intenté?”. 
En mi caso, estoy en la otra parte, justo en el otro extremo, ese en el que nunca estas conforme y siempre deseas cambios, mejorar, buscar la felicidad constante. No siempre consigo lo que persigo, pero no me hago jamás la pregunta anterior, porque siempre lo intento. 
Trabajo de teleoperadora en atención al cliente desde hace 14 años, obviamente no es un trabajo que me guste o me haga sentir plena, pero es el que encontré y desde entonces hasta ahora, el que me da de comer. 
Pero yo soy feliz escribiendo, y ya está bien de pensar que ya es tarde o ya tienes una edad, NO, jamás hay una edad tope para cambiar tu vida. 
Así que ahora he decidido estudiar para cambiar mi profesión y hacer de mi vocación mi trabajo, puede que no lo consiga o puede que sea un camino largo y difícil, pero disfrutaré en ese camino, aprenderé que aprender jamás es una pérdida de tiempo, y al menos, mi conciencia no me machará por haberme quedado de brazos cruzados. 
Ahora bien, ¿Qué pasa cuando tras cumplir un sueño persigues otro y así hasta la eternidad? Pues quizá solo signifique que cuando llegaste a este juego llamado “vida” en la meta de salida, decidiste que no solo recorrerías las casillas hasta la meta, si no que cada jugada debía alimentarte y hacerte feliz, y eso, hará el camino más interesante, divertido y pleno, aunque llegues la última, que, en este juego, eso sería una victoria. 
O también puede que estés como una cabra, que seas una inconformista o que no te puedas estar quieta. 

Si estás como una cabra, también, sigue adelante con tus locuras, no hay nada que nos lo impida. 

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