EL AMOR
No hay más separaciones en la vida, porque no podemos permitírnoslo. Y no me refiero solo en el sentido económico, sino también, en el sentido emocional.
Sí, la gente no se separa porque no podrían subsistir económicamente separados, pero también existen muchas personas que no podrían subsistir emocionalmente separados, porque necesitan siempre a alguien al lado para poder sentirse seguros, en zona de confort.
Aun así, hay muchas más separaciones que cuando nosotros éramos pequeños, que por aquel entonces el niño que tenía padres separados era el raro del colegio, ahora es lo normal y habitual.
Leí en un libro que la culpa la tiene la esperanza de vida. Al parecer, en la actualidad, la esperanza de vida es mucho mayor que antes, y, con tanto tiempo por delante ¿Por qué habríamos de quedarnos con la misma persona?
Cambiamos constantemente de todo, varias veces de trabajo, nos mudamos también en más de una ocasión de casa, no te digo cuanto cambiamos de operador telefónico, y de peinado, ni te cuento. Si nada es definitivo en la vida, ¿por qué tendría que serlo el amor?
La respuesta es la misma razón por la que todo en nuestra vida cambia, porque si nada es estable, necesitamos algo firme a lo que agarrarnos, una balsa que va en contra de la deriva.
De todas formas, no sabemos ya a que llamamos amor, llevas un mes con alguien y dices: “que enamorada estoy”, ¡pero si a penas le conoces! No es amor, es deseo, ese instinto animal que dejamos de lado, pero es el motor de todas las personas, incluso para aquellas que lo ignoran, el deseo forma parte de lo que somos, animales. Y ese deseo es el que hace que no puedas ni quieras separarte de alguien y no quieras otra cosa que estar con él. Pero el deseo no es eterno, cuando desaparece, decimos “ya no estoy enamorada”. ¡No tenemos ni puñetera idea de que es el amor!
En ese mismo libro también leí que el amor es lo contrario de esa forma de deseo que siempre nos deja insatisfechos, el deseo busca gustar y sustituir, mientras el amor quiere preservar, producir, reproducir. El amor solo dura 3 años, dicen por ahí. Pero es el deseo lo que dura 3 años, el amor, parece ser que dura 7. ¿Qué han hecho un estudio de mercado para saber esto?
Vivimos permanentemente insatisfechos, decepcionados por la vida que llevamos y atraídos por las vidas que podríamos vivir, todas esas puertas sin abrir a los lados del camino.
Aspiramos a una intensidad que ninguna pareja puede corresponder después de años.
Hay personas que son felices en su matrimonio, y, sin embargo, tienen amantes.
Y es por “la ley del esfuerzo cero”. Sí, el esfuerzo cero, la comodidad, la rutina, el “lo tengo ganado, a mí no me dejan, eso les pasa a otros”, matrimonios que no se esfuerzan en que haya más de lo que hay porque con lo que hay se conforman.
¿Y qué es lo que hay? Pues cariño, complicidad, entendimiento, apoyo incondicional. Esas cosas son muy importantes; labrarlas y conseguirlas es difícil y cuando se tienen, es un tesoro, ¿para qué volver a empezar con otro?
Pero ¿Qué pasa con el sexo, el deseo, la pasión? Pues que quedan en segundo plano, “haberlo haylo” como las Meigas, pero no como el ser humano hecho y nacido para la pasión necesita, eso es un trabajo muy difícil de conseguir, y pocos lo tienen, pero en mi opinión, es algo que se puede conseguir también.
Pero es más fácil quedarse con todo lo demás y seguir hacia delante obviando esta falta.
Una mujer cree que su hombre no está satisfecho y se entrega al máximo para que no busque fuera lo que ella puede darle, le apetezca o no, pero si otra puede dárselo, ¿por qué ella no? Pues venga, a tirar de pelis porno y Kamasutra, posturas que quizá no sean sus favoritas pero que no se diga que otra se lo haría y ella no.
Pero ¿Y el hombre?
¿Qué pasa con el hombre cuando se limita al sexo del conejo? ¿no piensa en que su mujer pueda buscar fuera lo que el conejo no le da?
Yo creo que no, el hombre se limita a lo suyo porque no somos iguales, “A mi mujer la doy estabilidad, cariño, apoyo, amistad, ayuda en todo lo que necesite, y del sexo justo para que no se agobie y tampoco le falte” ¿Qué más puede querer?
Pues queremos esfuerzo cien, no esfuerzo cero, una mujer necesita el orgasmo igual que el hombre, pero quizá, por el peso que llevamos a las espaldas: niños, casa, trabajo… y por las hormonas, esas cabronas que nos desgastan a las mujeres con el paso de los años, nos cuesta más que a los hombres conseguirlo.
Ponte a cuatro patas, o, baja los pantalones a tu marido estando tú de rodillas, ya está, eso es suficiente para que en pocos minutos él sea feliz en el sexo. Pero nosotras no, necesitamos más, y el marido que lo da todo, en todo, en ese aspecto, ya no da más.
Pero el amante, el amante es ahí donde lo da todo. No tiene que dar todo lo demás, solo se limita al sexo, ¿imagina un hombre que concentra todos sus esfuerzos en llevarte a la luna con un orgasmo? Que no se conforma y se duerme después, ¿A qué entendéis a todos esos que tienen amantes?
Al final, es imposible el amor sin deseo, sin sexo, sin pasión, o eso es lo que sentimos cuando llega el momento de aceptar, que ya no está, que no sale sólo de manera espontánea, sino que hay que llamarlo, buscarlo y trabajarlo, en ese momento, piensas “ya no estoy enamorada” pero no es verdad. El amor es todo lo demás, solo que, como somos animales, no lo vemos, solo vemos la falta de lo que realmente la naturaleza nos dio por defecto. El instinto animal.
CONCLUSION: Distorsionamos la idea de que es el amor por vivir insatisfechos, pensar en lo que podrías tener y no en lo que tienes, olvidarnos del deseo y la pasión como si después de 3 años ya no quepa en casa, vivir el sexo como una obligación más a realizar dentro de la pareja, olvidarnos de que desea la otra persona, pensar sólo en lo que uno mismo quiere, darlo todo en todo y con eso tener la excusa de no poder dar más en la cama, dar por sentado que lo que tienes es seguro y la balsa no se hundirá. Por todo esto, no tenemos ni idea de que es el amor.
Pero el caso es, que sin saber que cojones es el amor, resulta que no podemos vivir sin él, lo necesitamos como si fuera el motor de la vida. Así que, cada uno se agarra a lo que tiene, y lo llama amor, porque eso es más fácil que buscar el sentido real de lo que tenemos, y que, a lo mejor, no se llama amor, pero nos hace feliz. Dejemos de buscar, y vivamos lo que tenemos, porque siempre es mejor eso que nada. Y, sí, hay personas, que no tienen nada.
Pero esto último está bien para lo conformistas, pero, ¿y los que no lo somos? Los que no lo somos, seguimos viviendo felizmente el amor, de la manera más intensa y sin faltas ni carencias, y si no lo conseguimos, lo soñamos, porque en sueños, todo es más fácil, así que si unos son “CONFORMISTAS” otros deberíamos llamarnos “SOÑADORES”. Pero al final, todos nos quedamos en el mismo lugar, sin cambiar nada.
Afortunado aquel que no necesita cambiar nada en su vida.
El amor es una mierda, una putada, y una brecha en la carretera. ¡Que hartura!, ¿Quién coño nos dijo que el amor es imprescindible, que casarse y tener hijos es el desenlace y que sin amor no se puede vivir?
El programa de “lo que necesita es amor” no ayudó mucho.
VIVA EL AMOR.
K asco de vida!!!!!!
ResponderEliminarJajajaja jajajaja jajajaja jajajaja
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